Ricardo Gómez

El maestro fileteador Ricardo Gómez nació el 5 de Julio de 1926, en el barrio de Boedo. 

A sus 14 años, comienza a estudiar dibujo y pintura en el colegio Florentino Ameghino del barrio de Almagro y luego, en el colegio Martina Silva de Gurruchaga, se inicia en el mundo de las letras con un profesor de caligrafía. 

A los 17 años, comienza a dar sus primeros pasos como letrista, además de trabajar en un taller de tallado de cristales.

Al año siguiente, conoce a Celia, su adorada mujer, y se mudan a Escalada y Gregorio de la Ferrere, al lado de un taller de reparaciones de carruajes. El destino quiso que el fileteador de ese taller, necesitara una mano par filetear los rayos de una rueda de carro. Le propone la tarea a Ricardo, su nuevo vecino, y al ver su buen desempeño, le ofrece mas trabajo, despertando en él, lo que se convirtiera en una gran pasión.

A partir de allí, se dedica a filetear carros, aprendiendo todo lo que podía sobre el oficio.

Luego comienza a filetear colectivos y camiones en varias carrocerías. Daniel Rabufeti y Mario Del Piero, fueron dos grandes fileteadores, con quienes trabajó como contratista para la carrocería ALAS durante diez años, y de quienes termina de aprender todo lo referente al fileteado porteño.

En 1995, se realiza el primer concurso de fileteado en carros en el Mercado Central, donde recibe dos premios de la mano del Aquitecto Peña: “La elegancia en el filete” y “ Filete de época”.

Luego es convocado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires para dar clases de Filete Porteño en el Parque Nicolás Avellaneda. Motivado por el deseo de que el fileteado sobreviva, acepta el desafío. Es allí donde se sorprende de encontrar gran cantidad de mujeres dispuestas a aprender el oficio. Siempre estimulado por Celia, su compañera incondicional, se dedica a enseñar y a formar a una gran cantidad de fileteadores y fileteadoras, quienes lo recuerdan como un maestro generoso y apasionado.

De Ricardo aprendimos una frase que describe al filete como pocas: “ Si para Discépolo, el tango es una emoción triste que se baila, el filete es una emoción alegre que se pinta.”